El pasado martes 22 de abril, nos desplazamos a la Sala Santana para disfrutar de tres grupos tan interesantes como dispares.

Directamente desde Mumbai (India), System House 33 aparecen en el escenario a la hora prevista, con una sala que deja mucho que desear en cuanto a público se refiere. Es difícil hacer entrar a la gente en calor, pero los System empiezan con contundencia, tocando un metal que, pese a no encajar mucho con el resto de las bandas, hace que los que allí nos congregamos empecemos a movernos un poco.

Es curioso que, pese a llevar más de 15 años en la escena musical, sea su primera vez en nuestro país, como así nos lo hace saber su vocalista, Samron Jude, que no deja de interactuar con el público en todo el concierto. Al disponer de tan poco tiempo, el setlist está escogido a conciencia, tocando gran parte del End of Days, álbum que está recién sacado al mercado, pero tocando algún tema de sus anteriores discos, para delicia de algunos de sus fans que allí se encontraban.

Tras finalizar su tercera canción, pregunta al público quién ha oído su música anteriormente y agradece el tiempo invertido en ello. Llegamos a la parte final del show y System House 33 nos deleitan con una canción que, como nos indica su cantante, trata sobre creer en ti mismo y en hacer lo que realmente te gusta, momento en el que el público, un poco más numeroso que al principio, se arranca al son de la música haciendo varios headbangings.

El momentazo del concierto fue sin duda con la pegadiza Let’s Stand Up, en la que tanto su vocalista como el resto de la banda nos invitaban a levantar las manos y el púbico, que está muy motivado, obedece sin rechistar. Llega el momento de finalizar, con su Detestable Idolatry, parte de su LP Regression que vio la luz en 2016. Sin duda, un gran descubrimiento para los amantes del thrash.

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En el receso, mientras la gente aprovecha para ir al baño o pedir algo de beber, nos sorprende el olor a incienso que el escenario desprende. Y cuando nos fijamos, vemos al vocalista de Subterranean Masquerade, con la cabeza cubierta y haciendo algún tipo de ritual previo a la actuación. Tras una intro un tanto enigmática, se lanzan de cabeza con Reliving the Feeling, uno de sus temas de The Great Bazaar, cuya portada nos trae fuertes reminiscencias del álbum The Division Bell de los Pink Floyd. ¿Será un homenaje a la banda británica?.

Sorprendentemente, el líder y fundador de la banda, no es el vocalista, sino uno de sus guitarras, Tomer Pink, que se encarga de introducir las voces guturales a las canciones del grupo; sin embargo, este permanece en un discreto segundo plano, mientras Vidi Dolev, nuevo cantante de la banda, da rienda suelta a esa forma de bailar tan característica, tan teatral, transportándonos a un mundo mágico y misterioso.

Los temas se van sucediendo, pasando por Snake Charmer, canción que como indica su vocalista, ha sido tocada tan solo una vez anteriormente y continuar con Kippur, tema de su último álbum Vagabond. Es una canción con fuertes rasgos orientales, que nos transporta de nuevo a cualquier ciudad israelí.

Es en esta misma canción cuando Vidi Dolev nos muestra sus dotes teatrales y aparece en escena con una máscara que mete al público, más si cabe, en su fascinante mundo. Rozando el final del concierto, con As You Are, buscando la complicidad del público, el vocalista nos compara con los países nórdicos, a los que hay que pedirles que salten y espera no tener que hacer lo mismo con nosotros. Terminan su espectáculo con Hymn of the Vagabond, con unos estremecedores toques guturales por parte de Tomer Pink, seguidos de la intro que los había traído al escenario de la Sala Santana.

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Llega entonces el momento más especial de la noche: Orphaned Land aparecen en escena, presentando su último álbum Unsung Prophets & Dead Messiahs y, como no podía ser de otra manera, comienzan con el tema que abre su nuevo trabajo, The Cave, donde se han inspirado en el Mito de la Caverna de Platón. Que la banda de Israel canta al amor y al respeto entre las culturas árabe, cristiana y judía, no era una sorpresa para nosotros y, un claro indicador de ello, es como su cantante, Kobi Farhi, llevaba atado al micro un pañuelo palestino, quizás un símbolo de este hermanamiento cultural.

En seguida, dan paso a All is One, tema que da nombre a su trabajo homónimo del 2013 y que es ya todo un himno de la banda. Barakah es el tema que les sigue, con espectaculares cambios de ritmo y, como no, la voces guturales que muchos de nosotros disfrutamos a más no poder, mientras Kobi nos anima con un c’mon Bilbao para posteriormente agradecernos con un sincero thank you.

Un par de canciones de discos previos se suceden para dar paso a Like Orpheus y al finalizar, Kobi, nos dice que vienen de Israel, y que la política les divide; de esta manera, presenta una de las grandes joyas de la corona de este Unsung Prophets & Dead Messiahs, un temazo llamado We Do Not Resist, con la que el público, que ya ha entrado en materia hace rato, se lo pasa en grande.

La verdad es que ninguno de los integrantes de Orphaned Land dejan de moverse por el escenario, pero, sin duda, nos llama la atención Sharon Mansur, que con su teclado eléctrico, se mueve rítmicamente y sin parar de sonreir, haciendo las delicias de muchos con algún que otro solo. Nos vamos acercando peligrosamente al final de la noche y tras In Thy Never Ending Way, se marchan del escenario, volviendo pocos minutos después con Brother y cerrando la noche con sus clásicos Norra el Norra y el espectacular Ornaments of Gold.

Sin duda, es un setlist primorosamente escogido por los Orphaned Land, haciendo un repaso a lo largo de la dilatada carrera musical de la banda, que justo este año celebran 25 años de la salida al mercado de su primer trabajo Sahara.

Una noche llena de buenas sensaciones.

 

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Setlist Orpaned Land:

Setlist Subterranean Masquerade:

 

1. Specter
2. Reliving the Feeling
3. Place For Fairytales
4. Snake Charmer
5. Nomad
6. Ascend
7. Kippur
8. As You Are
9. Hymn Of The Vagabond
10. Specter

 

Setlist SystemHouse 33: